En los últimos tiempos, el emprendimiento ha ganado gran relevancia. El espíritu emprendedor se ha convertido en una fuente de ventaja competitiva. Emprender un proyecto propio es una de las salidas laborales por las que optan cada vez más profesionales.
¿Qué es la Iniciativa Emprendedora?
La iniciativa emprendedora se define como la capacidad de una persona para transformar ideas en acciones. A lo largo de la humanidad el hombre ha buscado medios para sobrevivir, desarrollando ideas y proyectos para atender necesidades que han cambiado las relaciones económicas, productivas y sociales y el propio entorno. No olvidemos que la iniciativa emprendedora se identifica con la construcción de soluciones de una manera que no se ha hecho antes.
La competencia emprendedora implica desarrollar un enfoque vital dirigido a actuar sobre oportunidades e ideas, utilizando los conocimientos específicos necesarios para generar resultados de valor para otras personas. La competencia sentido de iniciativa y espíritu emprendedor implica la capacidad de transformar las ideas en actos. Esta competencia está presente en los ámbitos personal, social, escolar y laboral en los que se desenvuelven las personas, permitiéndoles el desarrollo de sus actividades y el aprovechamiento de nuevas oportunidades.
Tradicionalmente se ha entendido que era alguien que detecta un negocio con animo de lucro y asume obligaciones con un riesgo económico, es decir, un empresario. En esa apuesta por el emprendedor que innova para generar bienestar social y avanzar a un mundo más sostenible, se fomenta una serie de habilidades transversales y multifuncionales.
Importancia de la Iniciativa Emprendedora
Sin duda, la iniciativa emprendedora es esencial para la economía y el desarrollo de cualquier país. Más allá de generar riqueza, el papel de los emprendedores contribuye a satisfacer cada vez mejor las necesidades del mercado y la sociedad actuales. Por lo tanto, el espíritu emprendedor contribuye al bienestar de la sociedad.
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- Estimula el crecimiento económico y el cambio social: Los emprendedores son agentes dinamizadores en la economía de una sociedad.
- Promueve la innovación: Del mismo modo, los bienes y servicios innovadores que ofrecen los empresarios reducen la dependencia de procesos y tecnologías obsoletas, favoreciendo el cambio social. Para ello, la innovación es clave, además de ser impulsora de diferentes técnicas efectivas de productividad.
- Favorece el desarrollo industrial y mejora las empresas actuales: Las nuevas ideas de negocio de los emprendedores pueden impactar de forma directa en las empresas existentes, contribuyendo a su desarrollo y expansión.
Por este motivo, tiene sentido cultivar, motivar y remunerar las iniciativas emprendedoras en la medida de lo posible, tanto desde las instituciones públicas como privadas.
Fases de la Detección de Necesidades
El proceso emprendedor suele comenzar con la detección de una oportunidad de negocio. El proceso emprendedor suele comenzar con la detección de una oportunidad de negocio. El proceso emprendedor suele comenzar con la detección de una oportunidad de negocio. El proceso emprendedor suele comenzar con la detección de una oportunidad de negocio.
El punto de partida de todo proyecto sea del tipo que sea, es una idea, entendida como todo enfoque ocurrencia o solución para atender una necesidad, o mejorar una idea ya existente. La ideas surgen fruto de la creatividad, el trabajo colaborativo, la observación del entorno (que ya iremos analizando), los cambios socioeconómicos y demográficos (ej. Pero SIEMPRE hay una NECESIDAD que tratamos de atender, con mucho esfuerzo y trabajo colaborativo, saltando a la sociedad como innovación.
Es la fase más creativa, ya que se trata de buscar soluciones novedosas, que pueden parecer locas, pero que pueden ser la solución. De ahí saldrá la IDEA y la PROPUESTA DE VALOR para atender al cliente (atender su dolor y reforzar sus alegrías). Para ello tenemos la Lluvia de Ideas, el Design thinking o SCAMPER.
Es la fase en la que sometemos a prueba nuestra idea, desde el punto de vista técnico y funcional y si satisface o no las necesidades del cliente. LEAN STARTUP. Busca construir productos que satisfagan las necesidades de los clientes, minimizando los riesgos y el desperdicio de recursos, mediante un ciclo constante de “construir, medir y aprender” para iterar y adaptarse al mercado. Se puede usar tanto en la fase inicial, para detectar problemas y necesidades, como en fases posteriores, para validar con el propio usuario si nuestra idea las soluciona y sus posibles fallos, así como para diseñar nuestra estrategia de marketing.
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¿Cómo Fomentar la Iniciativa Emprendedora?
Para llegar a estas metas los alumnos y alumnas deberán tomar decisiones importantes eligiendo entre distintos caminos o alternativas. La adquisición de esta competencia es determinante en la formación de futuros ciudadanos emprendedores, contribuyendo así a la cultura del emprendimiento. Finalmente, requiere el desarrollo de actitudes y valores como: la predisposición a actuar de una forma creadora e imaginativa; el autoconocimiento y la autoestima; la autonomía o independencia, el interés y esfuerzo y el espíritu emprendedor.
Aquí hay cuatro ingredientes clave para fomentar la iniciativa emprendedora:
- Desarrollar una mentalidad emprendedora: Por fortuna, la mentalidad emprendedora se puede desarrollar con tiempo y esfuerzo. Enfrentarse a retos y situaciones desafiantes, asistir a eventos empresariales para crear redes de contactos o apoyarse en mentores experimentados que guíen al emprendedor por su nueva aventura empresarial y ofrezcan nuevas perspectivas al emprendedor.
- Pensar «fuera de la caja»: La curiosidad, la inquietud y la creatividad son la base del espíritu empresarial. Se trata de identificar una idea de negocio basada en una oportunidad detectada en el mercado.
- Acceso a financiación: La falta de financiación es uno de los principales muros que frenan las iniciativas emprendedoras.
- La formación empresarial: La formación empresarial resulta vital para que una iniciativa empresarial llegue a buen puerto. De hecho, aprender los principios subyacentes para dar vida a un negocio debería ser tarea obligada de cualquier persona con iniciativa emprendedora. A través de la formación no sólo se adquieren habilidades y conocimientos para generar ideas de negocio o desarrollar y hacer realidad empresas propias, sino que se profundizan en áreas clave para el emprendimiento como las finanzas, las ventas, el marketing o la contabilidad. En conclusión, el aprendizaje continuo debe ser una máxima de cualquier emprendedor que tenga como objetivo prepararse para el éxito.
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