En el mundo del emprendimiento, surge una pregunta fundamental: ¿la persona emprendedora nace o se hace? Responder a esta pregunta es crucial, ya que involucra los sueños y esperanzas de muchos individuos que consideran el emprendimiento como una opción profesional. Albert Einstein nos enseñó que para responder ciertas preguntas, es necesario considerar un contexto diferente al original.
En este sentido, podemos ampliar el contexto y preguntarnos si una persona "es" o "deviene", "nace" o "se hace". José Ortega y Gasset nos ofrece una perspectiva valiosa: "La persona nace y se hace". Aplicando esto al emprendimiento, podemos decir que el emprendedor nace con ciertos rasgos de personalidad que facilitan la actividad emprendedora, pero también se hace a través de la experiencia, la formación y el desarrollo de habilidades.
Rasgos de Personalidad que Favorecen el Emprendimiento
Existen determinados rasgos de personalidad que favorecen la actividad emprendedora. El emprendedor nace en el sentido de que hay determinados rasgos de personalidad que favorecen la actividad emprendedora: iniciativa, creatividad, capacidad de comunicación y de “vender”, resolutividad, empatía, capacidad de liderazgo, enfoque a resultados, visión de oportunidades, flexibilidad o tolerancia al riesgo y a la incertidumbre por mencionar unos cuantos.
Pongamos algún ejemplo. Todos conocemos a personajes como Steve Jobs o Bill Gates a los que podemos calificar de individuos que personifican el espíritu emprendedor. Pero no hemos de dejar de lado el hecho del lugar en el que nacieron: Estados Unidos y del ambiente que rodeó su desarrollo desde su infancia. ¿Steve Jobs hubiese sido Steve Jobs si hubiese nacido en una cultura que no hubiese tenido el emprendimiento en su ADN? No se sabe pero probablemente no.
Si bien estas cualidades pueden ser innatas en algunas personas, también pueden desarrollarse a lo largo del tiempo. Fomentar el espíritu emprendedor puede ser aún más interesante, ya que permite que la persona se sienta parte del proyecto, desarrolle sus capacidades y se realice personalmente.
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Si te estás planteando emprender, más que hacerte la pregunta: ¿tengo el perfil emprendedor? Te sugiero que te hagas esta otra: ¿qué necesito aprender para emprender con éxito?
El Perfil Emprendedor: Una Combinación de Naturaleza y Crianza
El perfil emprendedor se crea mediante la unión de experiencias, capacidades, habilidades y actitudes. Es una mezcla entre lo que somos y lo que queremos llegar a ser. Por eso podemos afirmar que un emprendedor nace y se hace. Ser emprendedor es una actitud.
Es un espíritu que surge del desarrollo de una serie de capacidades personales. Y no solo tiene que ver con el hecho de desarrollar proyectos propios, sino que el concepto también hace referencia a una actitud que bien podemos tener en nuestro trabajo, demostrando nuestra implicación en proyectos ajenos. Suele ser frecuente que se relacionen el espíritu emprendedor y la creación de empresas.
Engloba conceptos como la energía, la fuerza y la ambición. Estas características suelen ser más presentes en la etapa de juventud, pero no son exclusivas de ella. Estar dispuesto a poner en marcha proyectos y llevar a cabo las ideas que surgen.
La educación y la experiencia desempeñan un papel fundamental en la transformación de alguien en un emprendedor. El fracaso puede ser una fuente de aprendizaje invaluable para un emprendedor. La combinación de la actitud adecuada, la formación adecuada y la experiencia en el mundo real puede ser la fórmula para que el emprendedor florezca y se destaque en el apasionante mundo de los negocios.
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Factores Genéticos y Ambientales en el Emprendimiento
Los seres humanos tenemos aproximadamente 20.000 genes que codifican en mayor o menor medida las capacidades que nos facilitan o nos dificultan la vida a la hora de emprender. Katherin Harden Page, directora del laboratorio de Genética Conductual del Desarrollo de la Universidad de Texas, analizó los datos del estudio de Polderman para algunas medidas interesantes para este artículo y concluyó que la influencia de los genes en la inteligencia general de un adulto se estiman en en torno a un 80%.
Sin duda no somos tabulas rasas, cada uno venimos con unas cartas genéticas que nos facilitan o nos dificultan la adaptación al medio emprendedor. Pero, ¿los genes son determinantes? La respuesta es un rotundo no. La genética sólo es una predisposición. El contexto y la interacción con este son la otra gran cara de la moneda de lo que nos construye como personas.
A nivel de emprendimiento es fácil pensar en que nacer en una familia que tiene negocios nos facilita el acceso a información que hace que sea más fácil poner en marcha nuestros proyectos. Es lógico entender que acudir a una prestigiosa universidad nos pone en contacto con personas con nuestras mismas inquietudes que, años más tarde, se pueden convertir en amigos, socios o consultores.
Pensemos en el ambiente como el suelo en el que crece una planta. Si tiene los suficientes nutrientes los genes se manifestarán y habrá diferencias en los fenotipos de las mismas, pero si carece de ellos las plantas se igualarán a la baja. En la misma línea, hay ciertas experiencias al inicio de la vida que tienen un impacto en el desarrollo y funcionamiento de la corteza frontal.
Según los datos de los estudios científicos podríamos afirmar que el emprendedor por un lado nace y por otro lo hacen. Si dos gemelos genéticamente idénticos tienen la misma familia, van al mismo colegio y crecen en el mismo barrio, lo esperable es que obtengan los mismos resultados. En este caso el coeficiente de libre albedrío sería 0. Un coeficiente de libre albedrío de 1 sería el equivalente a que las diferencias en las puntuaciones entre hermanos iguales que han crecido juntos son similares a las diferencias entre dos personas que no comparten ni genética ni ambiente.
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Características Psicológicas Clave del Emprendedor
En los últimos años, los estudios sobre la capacidad emprendedora han incluido las características psicológicas de las personas que emprenden. La actitud emprendedora es la conducta de administrar los recursos para generar unos resultados, según la actividad en que se desarrolla. Para que un proyecto empresarial tenga éxito es necesario conocer las competencias emprendedoras de la persona o personas que van a estar al frente del mismo.
Si pensamos que el emprendedor “nace, no se hace”, cualquiera que reúna las características adecuadas está prácticamente predestinado a ser emprendedor y a la larga, un empresario. Sin embargo, lograrlo está en función del contexto que le rodee y la influencia de factores culturales, económicos, sociológicos y psicológicos. En este sentido, la formación tiene un papel clave en el desarrollo de las competencias emprendedoras.
Los determinantes importantes del comportamiento emprendedor son los rasgos de personalidad que presentan los individuos. Aquí, es necesario considerar que sólo aquellos rasgos que han tenido fuertes argumentos científicos pueden ser considerados como integrantes de la personalidad emprendedora.
- Locus de Control Interno: Las personas con un locus de control interno alto piensan que ellos son capaces de controlar los resultados, por lo que dedicarán más esfuerzo y persistencia hacia los resultados deseados, lo que, a su vez, debería ayudar a iniciar una aventura empresarial y a mantenerla exitosamente.
- Autoeficacia: La autoeficacia se refiere a la convicción de que uno puede organizar y ejecutar efectivamente acciones para producir unos resultados. Refleja la percepción para realizar un trabajo o tarea concreta. La autoeficacia afecta a la elección de la acción y a la cantidad de esfuerzo ejercido. Dado que la autoeficacia predice la perseverancia ante dificultades y la efectividad personal, también se relaciona con la actividad emprendedora.
- Propensión al Riesgo: Es obvio que la actividad emprendedora implica, por definición, asumir riesgos de algún tipo. La propensión al riesgo es, junto con la proactividad y la innovación, una de las tres dimensiones de la llamada orientación emprendedora. La tolerancia y actitudes positivas hacia el riesgo predicen la formación de intenciones emprendedoras.
- Proactividad: Esta se refiere a la tendencia a iniciar y mantener acciones que directamente cambian el ambiente circundante. Las personalidades proactivas identifican oportunidades y actúan sobre ellas, muestran iniciativa, realizan acciones directas y perseveran hasta que consiguen un cambio significativo. La proactividad es otra de las dimensiones indispensables en la denominada orientación emprendedora, lo que supone perseverancia, adaptabilidad y disposición para asumir la responsabilidad ante el fracaso.
El Emprendedor Innovador y el Luchador
El emprendedor innovador (28%) es aquel que tiene una vocación clara y se dedica a lo que le gusta. El luchador (19%) es un emprendedor por vocación que ha tenido que resistir e innovar debido a las circunstancias, representando una historia de superación.
El Emprendedor en la Era Digital: El Caso de los Influencers
En el nuevo paradigma digital, los influencers son emprendedores que se adaptan continuamente a las tendencias de las plataformas. Son ambiciosos, todoterreno, con mucha iniciativa e intuitivos. Son creativos a los que les apasiona su actividad, viven de la generación de contenido y disfrutan haciéndolo, con la motivación de satisfacer a sus audiencias y construir una comunidad.
Sin embargo, este camino no está exento de desafíos, como mantener la notoriedad, gestionar la exposición personal y enfrentar posibles problemas de salud mental.
El Desafío del Emprendimiento en España
En 2023, el 13,5% de la población adulta en España está involucrada en actividades de emprendimiento. Pero, además, según datos de Eurostat y un informe de Cepyme (Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa), el 61,5% de las empresas creadas en España no superan los cinco años de vida, y un 25,7% de las nuevas empresas en España desaparecen en el primer año de su creación.
Emprender es un reto constante: es enfrentarse a problemas nuevos cada día en un entorno que cambia cada vez con más rapidez. Es una aventura para la que debemos contar con muchos recursos en la mochila.
El emprendedor se enfrenta a innumerables obstáculos que pasan por la falta de cultura emprendedora, falta de recursos y falta de conocimientos y consecuentemente inseguridad en el terreno empresarial. Todo esto constituye un reto permanente para los emprendedores, que se puede y se debe apoyar en la formación continua.
Conclusión
Que vayamos más o menos preparados para el camino que tenemos delante depende en gran medida de cuestiones que no elegimos. El emprendedor nace con una predisposición, y el ambiente la cincela. Más de la mitad de los proyectos emprendedores fracasan por la personalidad de las personas que los llevan a cabo.