Ante crisis tan devastadoras como la de 2008 y la que se avecina ahora, los Gobiernos no tienen más alternativa que intervenir a fondo en la economía real y los mercados para evitar el desastre total. Subvenciones directas a ciudadanos en apuros económicos, aplazamiento de pago de impuestos, exoneración del abono de cotizaciones sociales... Son muchas las formas en las que el Estado se hace presente en un momento tan delicado como el de la pandemia del coronavirus.
Ahora bien, más allá de destacar su papel a la hora de arreglar ineficiencias en la actividad de los mercados, es justo destacar el rol del Estado como agente emprendedor e innovador que asume inversiones de alto riesgo. Es el eje central de 'El Estado emprendedor. Mitos del sector público frente al privado' (RBA), escrito por Mariana Mazzucato en 2014 y reeditado con una ampliación cinco años después.
Mazzucato (Roma, 1968) es economista experta en finanzas, innovación y desarrollo. Doctorada en Económicas por la New School for Social Research de Nueva York, ha trabajado como asesora para la Comisión Europea y el gobierno británico. En la actualidad imparte clases en la Universidad de Sussex (Gran Bretaña).
En 'El Estado emprendedor' Mazzucato intenta desmontar el «falso mito ampliamente extendido» de que el sector privado es el que realmente innova, el dinámico y competitivo, en contraposición a un Estado que desempeña un rol «más estático», interviniendo en el mercado sólo para subsanar posibles fallos en el desarrollo de sus actividades.
Desde la perspectiva capitalista, siempre se ha considerado que el sector privado es innovador, dinámico y competitivo, mientras que el Estado desempeña un rol más estático, interviniendo en el mercado tan solo para subsanar posibles fallos en el desarrollo de sus actividades. La economista Mariana Mazzucato se encarga de desmontar este falso mito ampliamente extendido para demostrar que el Estado no es un lento y conservador ente burocrático, sino todo lo contrario: es la organización más emprendedora del mercado y la que asume inversiones de mayor riesgo.
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Suele pensarse que es mejor dejar la innovación en manos de los empresarios dinámicos del sector privado, y que el Estado (ese ente anquilosado) debería mantenerse al margen. En El Estado emprendedor, su libro más emblemático, Mariana Mazzucato desmonta este falso mito para demostrar que el Estado, lejos de limitarse a intervenir en el mercado para subsanar posibles errores o abusos, es en realidad la organización más audaz del mercado, capaz de asumir las inversiones de mayor riesgo, y un facilitador clave de las innovaciones tecnológicas que impulsan el crecimiento económico.
Con numerosos ejemplos, Mazzucato explica cómo, sin el papel crucial de los fondos públicos, el iPhone no sería tan inteligente, ni habrían tenido lugar muchos de los más importantes avances farmacéuticos o en las energías renovables. El sector privado solo encuentra el coraje para invertir después de que un Estado emprendedor haya realizado las inversiones de alto riesgo, y los «genios de la innovación», tan dados a las quejas por las trabas administrativas y fiscales, son en realidad beneficiarios privilegiados de las inversiones públicas en el desarrollo de nuevas tecnologías.
Al no admitir el verdadero papel del Estado, hemos terminado creando un «sistema de innovación» en el que el sector público socializa los riesgos mientras las recompensas se privatizan. Mazzucato propone ideas para cambiar esta dinámica disfuncional, reformulando los parámetros del tradicional debate Estado versus sector privado de manera que ambas partes resulten beneficiadas.
Como ejemplo ilustrativo de su teoría, Mazzucato suele contar la historia de uno de los productos más paradigmáticos de la economía global. «Todas la tecnología que hace del iPhone un teléfono inteligente es deudora de la visión y el apoyo del Estado: internet, el GPS, la pantalla táctil e incluso la voz del asistente Siri del 'smartphone' recibieron dinero del Estado», explica en el libro. Buena parte de la tecnología incluida en esos dispositivos de Apple, recuerda, fue financiada por el Departamento de Defensa estadounidense o la CIA.
Y añade: «La economía real, de bienes y servicios, ha experimentado un cambio similar al de la economía financiera: el riesgo se mueve cada vez más hacia el sector público y el sector privado recibe los beneficios». Pero, aclara, el papel de los Estados no debe ser el de «asumir los riesgos de la parte privada», sino compartirlos, al igual que los beneficios.
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La economista italiana recuerdan cómo la revolución biotecnológica de los años 80 y 90 del pasado siglo no fue producto única y exclusivamente de la financiación del capital riesgo. Explica que el trabajo sucio, la financiación de los fármacos más importantes, llegó de la mano del sector público.
Mazzucato cree que el Estado debe fomentar la competitividad de la economía financiando «de una manera continua y creciente» institutos de investigación como la red Fraunhofer de Alemania, o avalando proyectos a largo plazo como la estrategia de la energía 'verde'.
Mariana Mazzucato propone una economía mundial impulsada por un Estado emprendedor que no se limite a corregir los fallos del mercado, por el contrario, propone que su papel sea innovador y asuma riesgos para hacerse acreedor y participe de los beneficios generados en las diferentes actividades que impulsa. Considera importante la redistribución de la riqueza, incluso, la predistribución de la misma, propuesta polémica porque asignar a la sociedad recursos que no se han generado llevaría a suponer que estos provendrían de más impuestos, o por un mayor nivel de endeudamiento con afectación de las generaciones futuras.
En la primera parte del libro, la autora se centra en desmontar los mitos en torno al papel de las empresas frente al sector público en el ámbito de la innovación. Dice que el carácter dinámico y emprendedor del sector privado, frente a la apatía e ineficiencia del sector público no tiene porqué ser cierto. Lo argumenta desde un planteamiento teórico, aportando bastantes datos, donde la innovación tecnológica la concibe como una función de inversión en I+D y capital humano asumiendo rendimientos crecientes a escala.
Defiende la inversión del estado en los primeros estadios de la innovación, y la generación de beneficios compartidos al final del proceso, que lleguen a financiar las inversiones previas con el paso de los años. Para reforzar el papel del estado en el desarrollo de los ecosistemas de innovación, considera que el desarrollo tecnológico no responde a una distribución de probabilidad normal, sino que está caracterizada por un principio de incertidumbre que hace que el proceso no sea lineal, si no sistémico, y necesita de un análisis multivariable cuantitativo.
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En resumen, el libro El Estado Emprendedor de Mazzucato es un alegato a la redefinición del papel del Estado en el desarrollo económico en el ámbito de la innovación. El libro ayuda a reflexionar sobre estas cuestiones ya que además de los ejemplos que la autora nos relata cono bastante precisión, se hace una sistematización de las características más importantes que debe tener un estado emprendedor exitoso.
Reseñas del libro:
- «Excelente. En un momento en que cualquier acción estatal es ideológicamente sospechosa y el espíritu emprendedor se exalta sin cuestionamientos, la importancia de este libro no puede subestimarse». The Guardian
- «Según Mazzucato, la financiación gubernamental paciente y de largo plazo es un requisito previo absolutopara la innovación más revolucionaria. Incluso si no está de acuerdo con su teoría, debe leerlo. Desafiará su manera de pensar». Forbes
- «Este libro tiene una tesis polémica, pero básicamente está en lo cierto». Martin Wolf, Financial Times
- «Uno de los libros sobre economía más incisivos de los últimos tiempos».The New York Review of Books
- «Mazzucato acierta cuando afirma que el Estado ha desempeñado un papel fundamental en la producción de avances transformadores de las reglas del juego». CEO EM&E Electronics | Eng. Eco.