Durante años, el papel de las mujeres en el ámbito laboral ha quedado relegado a un segundo plano. Tradicionalmente, han sido los hombres los que han ocupado (y ocupan) puestos de dirección, de poder y de responsabilidad en las organizaciones.
Según la ONU, de los 195 jefes de Estados que existen en el mundo, solo 28 son mujeres. Además, las mujeres ocupan tan solo el 26% de los escaños parlamentarios de estos mismos países. Pero aún hay más: de acuerdo con la lista Fortune 500 (lista de clasificación que contabiliza 500 de las organizaciones internacionales más influyentes a nivel mundial), solo un 4,8% de los puestos de alto liderazgo de dichas organizaciones está ocupado por mujeres. Hasta un 63% de las empresas en España todavía no tiene a ninguna mujer en sus comités de dirección.
De todo esto se podría deducir una conclusión muy clara (aunque totalmente errónea): “si las mujeres no lideran, es porque no saben liderar”. Esta premisa se ha repetido como un mantra durante generaciones, pero nada más lejos de la realidad. Las mujeres, al igual que los hombres, disponen de características innatas que las convierten en buenas líderes. Y debemos aprender de ellas.
¿Qué es el liderazgo femenino?
Entendemos por liderazgo femenino el fomento de la participación de las mujeres en puestos de dirección, toma de decisiones y gestión de equipos. El liderazgo femenino es un tema muy presente hoy en día en el ámbito corporativo, demostrando que la diversidad de género en los espacios de toma de decisiones genera un impacto positivo en las organizaciones y la sociedad.
El liderazgo femenino ha dejado de ser solo una bandera social o una exigencia normativa. Es un activo estratégico que impulsa la innovación, refuerza la reputación ESG y mejora los resultados de negocio.
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Según Eagly y Carli (2007), el liderazgo femenino se vincula con estilos transformacionales: colaborativos, empáticos e inspiradores. No se trata de un estilo exclusivo de mujeres: hombres y mujeres pueden -y deben- desarrollar estas competencias.
Características del liderazgo femenino
Las mujeres líderes suelen compartir ciertas características a la hora de liderar en el ámbito empresarial. El liderazgo femenino se caracteriza por una combinación de habilidades interpersonales e instrumentales que hoy marcan la diferencia en la dirección de equipos y organizaciones.
Las mujeres líderes suelen recurrir a una comunicación directa, transparente y abierta a la escucha activa, fomentando entornos participativos. Las mujeres líderes tienden a mostrar un mayor grado de empatía en su estilo de gestión. La empatía es una competencia más presente en el liderazgo femenino, lo que favorece la creación de climas laborales emocionalmente seguros.
Otro rasgo común del liderazgo femenino es su orientación hacia el trabajo en equipo y la colaboración. Relacionado con lo anterior, las mujeres líderes suelen adoptar un enfoque más inclusivo en la toma de decisiones. El liderazgo femenino suele adoptar un enfoque más colaborativo y orientado a las relaciones interpersonales. Tiende a priorizar la participación, la inclusión y la toma de decisiones compartida.
A lo largo de la historia, las mujeres han enfrentado numerosas barreras que les han obligado a desarrollar una alta capacidad de resiliencia. El liderazgo femenino es también notable por su enfoque hacia la innovación.
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Competencias clave del liderazgo femenino
- Inteligencia Emocional: La inteligencia emocional es clave para el manejo de situaciones difíciles de manera efectiva, manteniendo un ambiente de trabajo positivo.
- Liderazgo Inclusivo: Los liderazgos inclusivos promueven una cultura donde todas las voces cuentan. Escuchar activamente, sin prejuicios ni juicios rápidos, permite recoger ideas diversas y detectar oportunidades que de otro modo pasarían desapercibidas.
- Adaptabilidad: Liderar en entornos inciertos requiere la capacidad de adaptarse rápidamente, aprender de los errores y mantener el foco en medio de la ambigüedad. La resiliencia no es solo aguantar los golpes, sino transformar las dificultades en aprendizajes.
- Comunicación Transparente: Decir las cosas con claridad y transparencia fortalece la confianza, especialmente en equipos que trabajan a distancia o en contextos multiculturales.
- Delegación Estratégica: Saber delegar no es soltar responsabilidades, sino distribuirlas de forma consciente y eficaz. La delegación estratégica permite empoderar al equipo, fomentar la autonomía y multiplicar la capacidad operativa del liderazgo.
Estas competencias no sustituyen a la visión estratégica, la gestión por objetivos o la orientación a resultados. Las complementan.
Asumir el rol del liderazgo hace que las mujeres que lo viven experimenten cambios en su comportamiento aceptando el desafío y poniendo todas sus habilidades al servicio del proyecto que se está llevando a cabo.
Beneficios de impulsar el liderazgo femenino
Superar estas barreras no es solo una cuestión de equidad. Numerosos estudios confirman que el liderazgo femenino no es una cuota ni una moda pasajera: es una ventaja competitiva tangible.
- Las organizaciones con mayor diversidad de género en la alta dirección tienen un 25 % más de probabilidades de superar la rentabilidad media de su sector.
- Las compañías lideradas por mujeres CEO o CFO presentan mejor comportamiento en bolsa y mayores márgenes de beneficio.
- Los equipos diversos toman decisiones un 60 % más rápido y un 87 % más eficaces, gracias a la pluralidad de enfoques.
- El liderazgo inclusivo fomenta la seguridad psicológica, factor crítico para la innovación y la agilidad organizativa.
- Se logra una mayor retención del talento y niveles más altos de compromiso, con menores tasas de rotación y burnout.
- Las empresas con programas sólidos de mentoring y sponsorship femenino logran hasta un 38 % más de promociones internas de mujeres en cinco años.
Además, invertir en liderazgo femenino fortalece la posición de la empresa frente a inversores institucionales y organismos reguladores. Fondos como BlackRock o Norges Bank ya integran indicadores de diversidad de género en sus políticas de inversión, decisiones de voto en juntas y análisis de riesgo reputacional.
Y no menos relevante: en 2030, el 75 % de la fuerza laboral estará compuesta por millennials y generación Z. Según el Global Gender Gap Report 2024 del Foro Económico Mundial, al ritmo actual, la paridad en liderazgo tardará 131 años en alcanzarse.
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El liderazgo femenino y sus consecuencias en las empresas son cada vez más evidentes y algo que no pueden obviar las grandes compañías. Durante muchos años, las mujeres han estado prácticamente excluidas de los puestos de liderazgo.
Cuando las mujeres ocupan posiciones de liderazgo, es más probable que promuevan políticas de diversidad e inclusión en toda la organización. Esto no solo ayuda a nivelar el terreno para otras mujeres, sino que también mejora el entorno laboral para todos.
Además, los estudios muestran que la diversidad de género en los equipos de liderazgo está relacionada con mejores resultados empresariales. No se trata solo de ser más inclusivos por razones éticas (que también es importante), sino que tener mujeres en posiciones de liderazgo realmente mejora el desempeño de las empresas.
Esto se debe, en parte, a que las mujeres líderes suelen implementar políticas que mejoran la conciliación entre la vida laboral y personal, lo que a su vez aumenta la satisfacción de los empleados. Un equipo que se siente valorado y apoyado es un equipo más productivo.
Cómo desarrollar e impulsar el talento femenino
Desarrollar e impulsar el talento y liderazgo femenino es una acción y un compromiso que beneficia a toda la sociedad. La inclusión de mujeres en roles de liderazgo permite una gestión empresarial más innovadora, equitativa y eficiente.
El cambio no se logra con campañas puntuales ni con formación simbólica. Se están adoptando diversas prácticas que han demostrado ser efectivas para fomentar este tipo de liderazgo. Una de estas prácticas consiste en tener un conocimiento profundo de los datos de diversidad de género dentro de la empresa y abordar de manera abierta y transparente la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Esto implica la promoción de una cultura inclusiva que valore la diversidad en todos los niveles de la organización.
Asimismo, es fundamental destacar y promover a las mujeres líderes dentro de la empresa, organizando actividades que permitan a otras mujeres inspirarse en sus logros y sentirse empoderadas para seguir sus pasos. Además, se reconoce la importancia de la participación activa de los hombres en este proceso, ya que la promoción de la igualdad de género es responsabilidad de todos.
Por otro lado, invertir en programas de formación corporativa enfocados en la igualdad de género es una estrategia clave para eliminar sesgos inconscientes y avanzar hacia un entorno laboral donde no existan estereotipos ni roles de género preestablecidos.
A continuación, se presentan algunas acciones concretas para impulsar el liderazgo femenino en las organizaciones:
- Desarrolla una cultura de empresa, amigable para las mujeres y diversidades: históricamente, las mujeres se enfrentaban a desafíos diarios que los varones no.
- Apuesta en políticas de empresa que fomenten la paridad: una buena idea es la de iniciar procesos de reclutamiento, que eviten el prejuicio de género.
- Invierte en mentorías: se trata de liderar con el ejemplo.
- Asegurar igualdad en evaluaciones y programas de oportunidades de desarrollo en el puesto de trabajo: incluyendo evaluaciones de sus cualidades como líder para todos los integrantes de un equipo, tanto hombres como mujeres, y ofreciendo programas para su desarrollo profesional.
- Generar una cultura inclusiva y ganar en diversidad: cuando las empresas empoderan a las mujeres, fomentan al mismo tiempo valores como la empatía, la flexibilidad y la unidad del equipo.
Ejemplos de liderazgo femenino en el mundo
A lo largo de la historia reciente, numerosas mujeres han emergido como líderes influyentes en diversos ámbitos, desde la política hasta la economía y la justicia social. Algunos ejemplos destacados incluyen:
- Angela Merkel (Alemania): Como canciller de Alemania durante 16 años, Merkel fue una figura clave en la política europea.
- Jacinda Ardern (Nueva Zelanda): La ex primera ministra de Nueva Zelanda se destacó a nivel internacional por su manejo de la pandemia de COVID-19, adoptando políticas basadas en la empatía y la protección de su población.
- Ngozi Okonjo-Iweala (OMC): La primera mujer y la primera persona africana en liderar la Organización Mundial del Comercio (OMC) es un ejemplo claro de liderazgo femenino en la economía global.
- Kamala Harris (Estados Unidos): Harris es la primera mujer, la primera persona afroamericana y la primera persona de ascendencia asiática en ocupar la vicepresidencia de los Estados Unidos.
- Christine Lagarde (BCE): Como presidenta del Banco Central Europeo, Lagarde ha liderado la política monetaria de la Eurozona en momentos de incertidumbre económica.
Estos ejemplos demuestran el impacto significativo que las mujeres líderes pueden tener en el mundo, al tiempo que inspiran a futuras generaciones a romper barreras y alcanzar sus metas.
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