Mary Kay: Una Historia de Empoderamiento Femenino

Las personas a veces se sienten insignificantes y dudan de que puedan marcar la diferencia en el mundo. Mary Kay Ash era una mujer adelantada a su tiempo. Mary Kay Ash lanzó su negocio hace más de 50 años, pero hoy en día sigue siendo una fuente de inspiración para millones de personas. Sus valores siguen vigentes en la compañía que ella creó y su misión de empoderar a las mujeres perdura en el tiempo.

Su fundadora, Mary Kay Ash, creyó en un mundo donde las mujeres pudieran tomar las riendas de sus vidas sin depender de nadie más que de ellas mismas. Mary Kay Ash revolucionó el mundo de los negocios en 1963 creando su propia compañía con la misión de enriquecer la vida de las mujeres. A través de un modelo de negocio único que hoy sigue estudiándose en numerosas escuelas de negocio, Mary Kay Ash quiso ayudar a las mujeres a desarrollar todo su potencial, dotándolas de independencia económica, empoderándolas y transformado así sus vidas.

Para Mary Kay Ash, su misión siempre fue posible. Después de vivir ella misma la desigualdad laboral, supo que tenía que hacer algo para cambiarlo, y no solo por ella, sino por todas las mujeres. En 1963 lanzó su negocio y transformó “la forma habitual de hacer negocios”, y cambió el ambiente de trabajo que tradicionalmente estaba dominado por los hombres. Mary Kay Ash siempre creyó que los verdaderos valores podrían llevarte hasta lo más alto. Permaneció fiel a las lecciones de vida que la forjaron como persona y utilizó la Regla de Oro como guía, asegurándose de ser siempre un ejemplo vivo y ayudando a los demás a lo largo del camino. Frecuentemente les decía a los demás: “Nunca, jamás, falles a tus principios”.

Cuando Mary Kay Ash era una niña, su madre siempre le decía: “¡Tú puedes hacerlo, Mary Kay!” Desde sus reconocimientos en el escenario hasta sus apasionados discursos, Mary Kay Ash transmitía esa misma motivación a millones de mujeres. Ella imaginaba que cada persona lleva un letrero que decía: “Hazme sentir importante”, y lo aplicaba a todo lo que hacía. Mary Kay Ash comienza una nueva tradición anual para reconocer a las mujeres sus logros, proporcionarles inspiración y ofrecerles educación para sus negocios.

Mary Kay nació en Texas en 1918 y vivió en una sociedad en la mujer se quedaba en casa cuidando de la familia, pero decidió ponerse a trabajar, primero vendiendo libros de puerta a puerta y más tarde, vendiendo productos para el hogar. Con la ayuda de su hijo Richard y una inversión de unos 4.000 euros y la fórmula de una crema para la piel que habían comprado fundó Beauty by Mary Kay y abrió una pequeña tienda en Dallas. Al año siguiente su pequeño negocio iba ya camino de convertirse en un imperio y organizó su 1ª convención anual cuya finalidad, no era otra, que motivar a sus empleadas, con numerosos incentivos, entre ellos la entrega de un Cadillac rosa a la mejor vendedora del año.

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Mary Kay fue una brillante alumna en la secundaria, pero no pudo ingresar a la universidad por falta de dinero. Entonces, tomó el camino que era común para las mujeres en aquella época: con tan solo 17 años, se casó con Ben Rogers. Al poco tiempo, nacieron sus hijos Ben, Marylin y Richard. No fueron tiempos fáciles, porque Estados Unidos no acababa de reponerse de los efectos de la Gran Depresión y el dinero escaseaba. Para colmo, tras 10 años de matrimonio, al regresar de la II Guerra Mundial, su esposo le pidió el divorcio y la dejó a cargo de los niños, todos menores de diez años. No tenía preparación, ni siquiera sabía conducir un auto, pero no tuvo más remedio que empezar a trabajar tiempo completo.

Entonces, ingresó a Stanley Home Products, una empresa de venta directa que ofrecía artículos para el hogar y la limpieza, en la que no logró sobresalir hasta que, durante la convención anual de la empresa, conoció a la reina de las ventas que le compartió algunos consejos, especialmente el del reconocimiento de los logros. Y también fue el modelo de la filosofía que tiempo después implementó en su empresa. ¡A mediados del siglo XX, una mujer en una junta directiva! Algo increíble que hablaba bien de su talento y de su capacidad, pero que no le evitó enfrentarse a un ambiente claramente machista.

Y fue la misma frase que la hartó de la discriminación y por la que, en 1962, tomó la decisión de renunciar luego de que a un hombre joven, al que ella misma había entrenado, le dieron el puesto al que Mary Kay aspiraba. ¡Esa fue la gota que rebosó la copa! Y estuvo a punto de tirar la toalla. De hecho, decidió darse un respiro, y se dedicó a escribir un libro en el que plasmó sus experiencias, especialmente las negativas, para orientar a otras mujeres que ansiaban alcanzar el éxito. Con Richard Rogers, uno de sus hijos, de solo 20 años, invirtió 5000 dólares (sus ahorros de toda la vida) y creó Mary Kay Cosmetics, en un pequeño local en Dallas (Texas). También, y de manera especial, para ayudarse unas a otras a alcanzar el éxito. ¡Ese libreto, a mediados de los años 60, era revolucionario! Pero, además, fue muy muy exitoso.

La compañía creció rápidamente basada en tres pilares filosóficos creados por Mary Kay: “Trata a todos igual, Premia solo a los que verdaderamente tienen los méritos y Elige productos basados en ventas, desempeño y comercialización, no en la rentabilidad”. La estrategia consistía en que las consultoras debían mostrarles a las clientas cómo usar los productos para mejorar su apariencia, una técnica que ninguna otra empresa empleaba por esa época. En cinco años, Mary Kay era millonaria y su empresa no cesó de crecer, primero en Estados Unidos; luego, en el resto del mundo.

El buen trato, el respeto y el reconocimiento de los logros de los demás fueron (y siguen siendo) los pilares de Mary Kay Cosmetics, un ícono de la industria y un increíble modelo de emprendimiento femenino. Más allá de que sus productos son los preferidos por las mujeres cuando del cuidado de la piel, el maquillaje y las fragancias se trata, hoy cientos de miles de ellas son exitosas propietarias de sus propios negocios, inspiradas en la figura de Mary Kay. El objetivo es enseñarles a organizar su tiempo para trabajar y alcanzar independencia y éxito económico, sin dejar de ser madres y esposas. Unos conceptos que, aún hoy, son revolucionarios.

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Son muchas las razones por las que miles de mujeres siguen escogiendo Mary Kay cada día; ya sea por la oportunidad de emprendimiento que ofrece, aportando la flexibilidad, la confianza y el apoyo que se necesita para comenzar tu propio negocio; por el servicio personalizado y gratuito de las Consultoras de Belleza expertas, quienes asesoran de forma independiente a cada cliente, ayudándoles a sacar su mejor versión cuidándose por dentro y por fuera; así como por la variedad y eficacia de sus productos, una promesa fiel de la compañía en ofrecer siempre lo mejor asegurando la calidad y seguridad de cada fórmula, y sin duda, por el impacto global que la compañía genera con sus iniciativas sociales El Rosa Cambia Vidas, un proyecto global enfocado a empoderar, proteger y ayudar a mujeres y niñas en situación de exclusión en todo el mundo.

La prioridad máxima en Mary Kay eres tú. Mary Kay siempre fue mucho más que una compañía de cosméticos y es que Mary Kay Ash ya fue consciente de las desigualdades en el mundo, de la incidencia del cáncer en la mujer, de la violencia de género y de la importancia que nuestras pequeñas acciones podrían tener para marcar la diferencia en el mundo. “Enriqueciendo vidas hoy para un mañana sostenible” es el programa global con el que la compañía marca su compromiso por hacer de este mundo un lugar mejor a través de iniciativas sociales y sostenibles. Más de 200 millones de euros han sido donados ya a diferentes organizaciones destinadas a apoyar y ayudar iniciativas relacionadas a mejorar la vida de las mujeres y sus familias, así como a la investigación del cáncer infantil y de la mujer y apoyar a personas y niños en riesgo de exclusión social en todo el mundo.

Pocas compañías pueden presumir de tener un legado tan fuerte y una identidad tan propia como Mary Kay. Una compañía con una historia emocionante que comenzó con el sueño de una mujer de cambiar las cosas. 60 años después, la compañía continúa el legado de su fundadora, inspirando, enriqueciendo y empoderando a las mujeres a alcanzar grandes cosas; convirtiéndose en una de las compañías de venta directa de cosméticos, cuidado de la piel y maquillaje más grandes del mundo.

En el mundo empresarial ultramachista de mediados del siglo pasado, parecía imposible que una mujer provocara una revolución. Sin embargo, con su espíritu emprendedor, Mary Kay Ash lo logró. Fue una pionera de las emprendedoras, pero sobre todo fue una revolucionaria. Hasta cierto punto, también una reaccionaria. E innovadora. A mediados del siglo pasado, Mary Kay Ash tuvo el atrevimiento de pelear por los derechos de la mujer, poco menos que una herejía en ese tiempo. Luego edificó una empresa que, más allá de hacerla millonaria, fue el punto de partida del grito de libertad de cientos de mujeres en todo el mundo.

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