Modelo Multidimensional de Liderazgo de Chelladurai en el Deporte

Son muchos los modelos de liderazgo que se han desarrollado en el deporte (Dosil, 2008; Cox, 2008), con el objetivo de describir y determinar los estilos de liderazgo más eficaces a desarrollar por los entrenadores. Sin embargo, uno de los más utilizados en el ámbito deportivo es el Modelo Multidimensional de Liderazgo de Chelladurai (1978, 1993), habiéndose desarrollado adaptaciones recientes de la escala en su versión entrenadores (LSS-3; Ruiz, 2007).

Dadas las características teóricas y empíricas del Modelo Multidimensional de Liderazgo de Chelladurai, el presente trabajo de investigación tiene por objetivo adaptar la escala de Liderazgo al deporte del Fútbol (versión percepción de los propios entrenadores; LSS-3) en castellano, analizando sus propiedades psicométricas y el grado de congruencia y divergencia hallado en estudios precedentes.

La adaptación se ha realizado a partir de la escala de Crespo, Balaguer y Atienza (1994) en el deporte del tenis. Basándonos en la adaptación al castellano en el deporte del tenis realizada por Crespo, Balaguer y Atienza (1994; Balaguer, 1994) de la escala de liderazgo de Chelladurai y Saleh en la versión entrenadores, presentamos en nuestro estudio una adaptación de la escala al deporte del Pádel.

En el estudio, presentamos las adaptaciones de los ítems realizadas y el procedimiento seguido en su adaptación, destacando la administración previa de la escala modificada a una muestra de entrenadores expertos con el objetivo de poder comprobar la adecuada redacción y comprensión de la misma. Posteriormente, desarrollamos el estudio con 122 entrenadores de ámbito nacional, que cumplimentaron la prueba en los cursos de entrenadores de la Federación Española de Pádel durante el año 2007.

Los resultados obtenidos, son comparados con otras adaptaciones de la escala en otros deportes, analizando las diferencias existentes entre estudios y las implicaciones prácticas de las mismas.

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Los resultados muestran como no se mantiene la estructura factorial de cinco factores propuesta por Chelladurai y Saleh (1980), si bien se obtiene de forma significativa un importante grado de estabilidad factorial en las dimensiones Entrenamiento e Instrucción, Feedback Positivo y Conducta Autocrática.

Asimismo, se obtienen valores adecuados de consistencia interna en todas las escalas, a excepción de Conducta Democrática y Conducta Autocrática. Por último, se discuten las implicaciones prácticas y de investigación de esta escala para el fútbol.

Adaptación de la Escala de Liderazgo para el Deporte (LSS)

El propósito de este estudio ha sido adaptar la Escala de Liderazgo en el Deporte (Leadership Scale for Sports-LSS) de Chelladurai y Saleh (1980) para la población de deportistas (LSS-2: percepción de los deportistas sobre la conducta de su entrenador) y entrenadores (LSS-3: autopercepción del entrenador sobre su conducta) de un centro de alto rendimiento.

En primer lugar, se procedió a la traducción directa e inversa, del inglés al español-mexicano, en la que participaron dos expertas lingüistas. Para el estudio de las propiedades psicométricas participaron 207 deportistas y 27 entrenadores del Centro Nacional de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento de México (CNAR).

Los resultados del análisis factorial exploratorio mostraron una estructura de dos factores, con una adecuada consistencia interna de cada uno de los factores ("Implicación en el desarrollo del deportista": a = 0.93 y "Conducta autocrática": a = 0.70) y de la escala en su conjunto (a = 0.91). La diferente estructura factorial de este estudio en comparación con la original es coherente con el cambio de contexto socio-cultural y ofrece la posibilidad de conocer de forma específica el constructo de liderazgo en el contexto de los deportistas y entrenadores mexicanos de rendimiento.

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En cuanto a los resultados destaca la alta discrepancia entre las percepciones de los entrenadores y las de sus deportistas, percibiéndose aquellos con un estilo de liderazgo más similar al del "entrenador de alto rendimiento" del modelo. Los aspectos donde mayor congruencia ha existido hacen referencia a la cercanía afectiva y a la confianza.

Esta disimetría en las percepciones hace recomendable un programa de intervención en liderazgo.

El Modelo Multidimensional del Liderazgo

El Modelo Multidimensional del Liderazgo (Chelladurai y Saleh, 1980; Chelladurai, 1990, 1993, 2007 y 2012) está basado en cuatro aspectos (Riemer, 2007): el comportamiento del líder, los antecedentes del comportamiento del líder, la influencia del liderazgo transformacional (el carisma) y los resultados de la conducta del líder (retroalimentadores del sistema).

La hipótesis de este modelo, contrastada con datos empíricos (Aoyagi, Cox y McGuire, 2008), es que el rendimiento y la satisfacción de los deportistas estarán positivamente relacionadas con el grado de congruencia entre la conducta preferida (LSS-1), la requerida (LSS-2) y la real (LSS-3).

Estas tres conductas conforman las tres versiones de la Escala de Liderazgo para el Deporte LSS (Chelladurai y Saleh, 1980; Chelladurai, 1990) para resultar en cinco dimensiones, con un total de 40 ítems, a los que se responde mediante una escala de tipo Likert de 5 puntos: a) Entrenamiento e instrucción; b) conducta democrática; c) conducta autocrática; d) apoyo social; e) feedback positivo.

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Estas dimensiones se pueden agrupar en tres factores (Loughead y Hardy, 2005): factor directo a la tarea (entrenamiento e instrucción), factor de estilos de decisión (comportamiento autocrático vs democrático) y factores motivacionales (feedback positivo y apoyo social).

La investigación empírica evidencia que estas cinco dimensiones están significativamente relacionadas con la satisfacción de los deportistas, la motivación intrínseca, la competencia percibida y el rendimiento (Chelladurai, 1993).

La congruencia o no entre los tres tipos de conducta del líder (el entrenador) tendría una serie de consecuencias (Chelladurai y Carron, 1978; Chelladurai, 2012; Jun y Kim, 2011), siendo la situación ideal que las tres conductas coincidan; el escenario que favorece en mayor medida el rendimiento es aquel en el que la conducta requerida coincide con la real, aunque no coincida con la preferida.

La satisfacción se maximiza cuando las conductas real y preferida coinciden, aunque no exista coherencia con la requerida (Chia, Pyun y Kwon, 2015; Kim y Kwon, 2015). Finalmente cuando la conducta requerida es congruente con la preferida pero no con la real, suele derivar en la remoción del entrenador.

La LSS ha sido traducida al español (Crespo, Balaguer y Atienza, 1993; 1994) para un estudio con tenistas y ha sido adaptada para otros deportes como natación (Gosálvez, 1996) y la adaptación y validación realizada por Sánchez Bañuelos (1996), siendo la versión en español de Crespo y cols. (1994) aplicada a otros deportes como el judo (Ruiz, 2006) o el fútbol (Ruiz-Barquín y De la Vega-Marcos, 2015) o el balonmano (Torres, 2015).

El Modelo Mediacional de Liderazgo

En el Modelo Mediacional de Liderazgo (Smoll y Smith, 1989; Smith y Smoll, 2007), el feedback dado por el entrenador está relacionado con la autoestima de los deportistas, con su motivación intrínseca, la competencia percibida y la satisfacción (Rowold, 2006), siendo este modo de dar feedback entrenable.

El instrumento de evaluación es el Sistema de Evaluación de la Conducta del Entrenador (CBAS), adaptado al español por Cruz y colaboradores (1987), obteniendo que los entrenadores que trabajan con jóvenes deportistas presentan una conducta dominante de refuerzos positivos, instrucción técnica y de ánimo, lo que se corresponde con las dimensiones de "entrenamiento e instrucción" y de "feedback positivo" del modelo de Chelladurai (Cox, 2009).

Además, los entrenadores que se dedican en mayor medida a conductas de apoyo, facilitan la satisfacción, lo que también concuerda con el modelo anterior.

A pesar de no existir una perspectiva predominante, el modelo de liderazgo multidimensional de Chelladurai ha recibido mayor atención científica, se ha utilizado en diversos contextos socio-culturales y "recibe un mayor consenso" (Cox, 2009:64).

La investigación con LSS abarca las diferentes etapas de formación de un deportista, así como diversos deportes y tipos de práctica física. Aunque existe una revisión posterior (Zhang, Jensen y Mann, 1997; Jambor y Zhang, 1997), la versión original de cinco dimensiones ha sido la más estudiada y aplicada empíricamente (Chelladurai, 2012).

Muestra la investigación que los deportistas de élite expertos prefieren el comportamiento autocrático de sus entrenadores (Chelladurai y Carron, 1983); los deportistas experimentados que llevan tiempo practicando su deporte y tienen un nivel medio-alto esperan que sus entrenadores tomen la mayoría de las decisiones y tienen preferencia por el apoyo social (Carron y Hausenblas, 1998; Chelladurai y Carron, 1983; Erle, 1981).

Chelladurai (2012) refiere que las conductas autocráticas del líder están relacionadas con la baja satisfacción de los deportistas, en lo que viene a denominar un estilo de "liderazgo duro" (hard leadership). Sin embargo, en modalidades concretas estos resultados varían como por ejemplo, la preferencia de futbolistas almerienses por la conducta democrática (Fenoy y Campoy, 2012).

Los deportistas de modalidades individuales prefieren la conducta democrática de sus entrenadores, así como de feedback positivo y apoyo social en mayor medida que los de deportes colectivos (Losada, Rocha y Castillo, 2012). Con la versión revisada del instrumento se ha encontrado que las mujeres deportistas tienen preferencia por los aspectos situacionales y de entrenamiento e instrucción, mientras los deportistas hombres prefieren el comportamiento autocrático y de apoyo social (Chelladurai y Saleh, 1980; Cox, 2009; Noce et al., 2013).

Los estilos de liderazgo de entrenamiento e instrucción, feedback positivo, apoyo social y comportamiento democrático, estarían asociados a un clima motivacional que implica a la tarea y a una mayor cohesión grupal (Leo Marcos et al., 2013). En lo que respecta a la experiencia deportiva, atletas más maduros y experimentados prefieren en mayor medida apoyo social que los deportistas novatos (Nocé et al., 2013).

Sin embargo, la investigación empírica se ha centrado fundamentalmente en la versión de la percepción de los entrenadores sobre su propia conducta (requerida), y la preferida (Fenoy y Campoy, 2012) y en menor medida de la percepción de los deportistas acerca de su entrenador, siendo prácticamente inexistentes los estudios que han comparado éstas en diversos deportes.

En técnicos de fútbol se encontraron diferencias significativas en la comparación de las tres escalas, a excepción de la conducta democrática (Urra, 2015), siendo la conducta dominante entre los técnicos la instrucción y entrenamiento, bajo orientación democrática, en forma opuesta a lo percibido por los deportistas. Además, se ha señalado la carencia de estudios de este tipo en el alto rendimiento (Álvarez, Castillo y Falcó, 2010:222), por lo que se considera de gran valor científico el aumento del conocimiento de esta variable en este contexto.

En instituciones públicas, la experiencia de los entrenadores (años como entrenadores de una institución deportiva pública) parece estar relacionado con estilos más democráticos (Koksal y Demir, 2012). Estudios previos acerca de variables psicológicas implicadas en el rendimiento deportivo sugieren la necesidad de adaptación de los instrumentos de valoración al entorno sociocultural, incluso dentro del mismo idioma origen, debido a diferentes vocablos y expresiones.

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