Ante los diversos cambios vertiginosos a los que las organizaciones se enfrentan en un mundo globalizado, los empresarios requieren establecer estrategias necesarias a fin de poder lograr rentabilidad y crecimiento en sus compañías. En realidad son términos desarrollados por el austríaco Peter Drucker (1909-2005), uno de los pensadores más influyentes del siglo XX en el ámbito de la gestión de las organizaciones.
Sus ideas le han llevado a ser considerado como el padre del management como disciplina y su obra sigue siendo estudiada en las principales escuelas de negocio de todo el mundo. Este austriaco escribió más de 30 libros, cada uno de los cuales, son actualmente reconocidos a nivel mundial.
Los libros de Drucker (más de 35) se han tomado como el pilar básico de la creación de la corporación moderna. Drucker provenía de ascendencia judía, por lo que, en 1937, con la irrupción del fascismo, se vio obligado a emigrar a Estados Unidos, donde ejerció como profesor en el Sarah Lawrence College de Nueva York.
La carrera de Drucker como pensador en el mundo empresarial, comenzó en 1943 cuando realizó sus primeros escritos sobre política y sociedad, con los que logró acceder a General Motors. Sus aportes al mundo de la administración y economía han sido tan significativos que diversos empresarios se han basado en estos análisis para dirigir sus compañías.
Innovación y Emprendimiento según Drucker
Pero volviendo al tema principal de este artículo, la innovación es una de las palabras mágicas y más repetidas con la que, con su sola presencia, podremos solucionar la mayoría de los males que actualmente acechan a la gestión de la empresa. Hablar de innovación parece sencillo, pero llevarla a la práctica es todo un reto.
Lea también: Programas de apoyo al emprendimiento femenino en España
Drucker nos dice que la innovación no surge de la nada. No se trata de un destello de creatividad aislada, sino de observar, detectar y aprovechar oportunidades en el entorno. La clave está en ver aquello que los demás pasan por alto y convertirlo en una ventaja competitiva.
En uno de los más celebrados artículos de Peter Drucker, “La disciplina de la innovación” -escrito en 1985 pero que sigue siendo absolutamente válido hoy día-, afirmó que la innovación en cualquier empresa nace al combinar factores internos y externos. Drucker los define como productos o servicios que son un éxito o fracaso fuera del contexto habitual de la empresa.
Sn duda, los directivos y emprendedores tienen una importante deuda con Peter Drucker, porque si las empresas saben analizar estos siete factores de innovación, pueden tener a su alcance nuevas oportunidades de negocio.
Drucker también nos recuerda que la innovación no solo aplica al sector privado. Las organizaciones sin fines de lucro y las instituciones públicas pueden beneficiarse al innovar en la forma en que brindan servicios o resuelven problemas sociales.
Competencias Clave del Emprendedor
No se puede hablar en competencias clave de una persona emprendedora como una cuestión de suceso o no del emprendedor. Mejor que competencias claves serán las competencias adecuadas a un determinado contexto económico, histórico, cultural y social, y que conduce a la creación.
Lea también: Competitividad Económica en Galicia
Estas competencias adecuadas exigen que el emprendedor se encuentre en formación permanente. La habilidad total de un emprendedor para ejecutar un trabajo específico de manera exitosa (Men et al., 2002, cit.
Se han definido, además, en términos de rasgos, habilidades y conocimientos y cómo éstos son aplicados en los diferentes contextos del emprendimiento. En esta línea, la mayor parte de los investigadores reconocen que hay una dicotomía mayor en las competencias de emprendimiento.
Asimismo, diferencian entre las competencias para comenzar un negocio de aquellas que son necesarias para manejar un negocio hacia el crecimiento (Lau, et al., 1999, cit.
Es la tendencia a buscar datos reales que permitan dar soluciones a los problemas. Los emprendedores están pendientes de aquellos retos que pueden surgir, no solo de sus propios proyectos. Tener la capacidad de resistir las adversidades sin sufrir daños es un gran paso para poder superarlas. Una visión holística permite tener en consideración todos los factores que rodean al negocio.
La capacidad de adaptarse a los cambios asegura la supervivencia. La idea inicial del negocio puede ir mejorándose a medida que se pone en práctica. La comunicación es vital para el éxito. Es necesario saber transmitir a los socios, colaboradores, empleados, proveedores o clientes. Un rasgo esencial del buen emprendedor. No todo vale para alcanzar un fin.
Lea también: ¿Qué es Emprendimiento?
Los proyectos deben construirse de forma sólida, transmitiendo confianza a todos los implicados. Un buen emprendedor debe saber desenvolverse en las negociaciones para alcanzar acuerdos. Otro rasgo que se puede potenciar, adquirir y mejorar es el de liderazgo. El negocio no puede crecer sin un equipo cohesionado. Un buen emprendedor debe ser un buen gestor.
Cultura y Equipo Emprendedor
Como dijo Peter Drucker “La cultura se come a la estrategia en el desayuno”. La diferencia entre cultura y estrategia es que la primera sale practicamente sola. No requiere esfuerzo. Se crea sin darnos cuenta, con el comportamiento, las creencias, los incentivos, los valores y las motivaciones de los fundadores, y se refuerza con las personas que se van integrando atraídas por los principios que representan las primeras personas que conforman la organización.
Por eso, se trabaje en la cultura corporativa o no, la cultura de una empresa se va creando sola. Así que lo mejor es arrancar la empresa poniendo especial atención a esa cultura corporativa, trabajando en profundidad la identidad (que va mucho más allá del logotipo), y que consiste en definir qué nos une al equipo emprendedor, por qué meternos en la aventura, qué nos motiva, qué nos gustaría que fuese nuestra empresa y de ahí establecer unas señas de identidad que atraigan a otras personas.
Diverso en cuanto a disciplinas, procedencia geográfica, de género, de edad y en formas de entender el mundo. Compartir tiempo, espacio y tener un objetivo común. Un equipo de emprendedores es como un equipo deportivo, tiene que salir a entrenar todos los días para aprender a jugar bien juntos.
Un equipo emprendedor tiene que tener “full life commitment”. No significa tener un trabajo a jornada completa sino tener un trabajo a vida completa, un compromiso vital. Un equipo con total dedicación, entrega y prioridad (laboral).
El equipo emprendedor debe asumir que lo normal es que surjan conflictos. Los conflictos son la base de la tensión creativa necesaria, lo que hace crecer. Como aprendí de George A. Naddaff, un legendario emprendedor de Boston, “ No business, no problems; no problems, no business”. Huir de la "terribilitis", desdramatizar y gestionarlos con normalidad, es la clave.
Hay una diferencia entre los conflictos afectivos y los profesionales. Una de las maneras de resolver los conflictos es el diálogo y es fundamental que el equipo se entrene en dialogar. Pocas empresas son capaces de poner de verdad a los usuarios en el centro.
Si en nuestras reuniones internas fuésemos capaces de tener presentes a nuestros usuarios o clientes las conversaciones realmente se centrarían en aportar valor al usuario y no distraernos con cuestiones que a veces solo y exclusivamente nos interesan al equipo a modo particular y no a nuestros clientes.
El equipo emprededor debe tener un funcionamiento democrático, solidario y no estar atado a ninguna regla del pasado que les impida acometer lo nuevo. Hay pruebas sólidas de que existe una inteligencia general en los equipos, igual que sucede con los individuos.
La llamamos inteligencia colectiva. Numerosos estudios nos aportan evidencias sobre esto. Uno de ellos, el de Anita Williams, Thomas Malone y Christopher Chabris, publicado en la revista Science y recientemente en El País, nos muestra cómo los equipos más inteligentes no son necesariamente aquellos grupos cuyos miembros tienen mayores cocientes intelectuales individuales.
Tampoco los que tienen personas extrovertidas, ni aquellos con los individuos más satisfechos con su trabajo. Conseguir mantener el nivel de entusiasmo inicial depende de las personas que están en el equipo emprendedor. Uno decide estar alegre o triste, ver el vaso medio lleno o medio vacío, y esto se contagia tanto al equipo como a los clientes.
El Fracaso como Parte del Emprendimiento
El fracaso es parte de la práctica de emprender. Ahora y por suerte, el fracaso ya no tiene esa imagen de horror. En realidad no es, sino un paso necesario cargado de aprendizaje para dar en el clavo en la próxima oportunidad. Porque las oportunidades se crean y no se agotan.
De hecho si fracasamos nos sentimos fatal porque es frustrante no conseguir los objetivos que nos hemos marcado. De hecho no estamos entrenados para gestionar esa emoción de frustración. Además, la idea de fracasar es tan distinta en cada persona y la pena que uno siente en un fracaso, en realidad no es más que el pensamiento negativo que se tiene del propio concepto fracaso justo en el momento previo a emprender.
Pregúntate antes de empezar qué pasaría si fracasaras. Qué significaría concretamente para ti fracasar en un momento dado. Los deportistas lo tienen muy claro, antes de rozar la excelencia, han caído muchas veces. Suelen tener psicólogos deportistas que los preparan para no venirse abajo y convertir un error en una revelación.
La alquimia del emprendimiento es convertir un error en una revelación. Si nos enseñaran a comprender que es muy necesario pasar por el fracaso, no lo viviríamos tan dramáticamente y además emprenderíamos mucho más.
Los errores son parte de los experimentos, pensar diferente y reinventarse asumiendo riesgos, es una manera de avanzar y evolucionar. Quien no arriesga no gana. El miedo al fracaso paraliza y eso no ayudará a que evoluciones.
Reflexiones Finales
Verás que el concepto emprender tiene muchas maneras de ser interpretado. Para mí el emprendimiento viene dado en un momento vital en el que damos un cambio de rumbo, sea montando una empresa o cambiando un estilo de vida o la manera de hacer las cosas o incluso apostando por un plan de marca personal.
La clave para emprender es tomar una decisión. La clave para emprender, en mi caso, ha sido una cuestión de tomar una decisión con determinación. Verlo claro después de una introspección, una investigación e ir a por ello teniendo en cuenta la realidad de ese momento, los recursos y los apoyos.
Emprender no es ni una ciencia ni un arte, es una práctica. También te diré que está muy bien pedir opinión y lanzar preguntas a la familia, amigos y colegas de profesión, pero no olvides que ellos no ven la oportunidad que ves tú. Que el miedo y el freno están anclados en la mayoría.
Que tu idea es tuya y llevarla a buen puerto solo dependerá de ti. Bajo mi punto de vista, no hacer caso es fundamental, aun teniendo en cuenta las opiniones en general. El cambio hacia una nueva vida profesional lo estoy haciendo de forma paulatina y con un plan de acción bajo el brazo. Y sobre todo teniendo en cuenta mi realidad, que es un punto clave para no desesperar.
tags: #peter #drucker #emprendimiento #claves