Hoy en día, la situación actual del mercado laboral ha obligado a muchos trabajadores a convertirse en emprendedores para encontrar el futuro profesional que han perdido. Y, paralelamente al auge de emprendedores que ha experimentado nuestro país, encontramos otra tendencia: las nuevas empresas de base tecnológica o también llamadas startups.
Aunque muchas startups están impulsadas por emprendedores y muchos emprendedores promueven empresas con fundamento tecnológico, los términos emprendedor y startup no significan lo mismo. Veamos, a continuación, las principales diferencias entre ambos conceptos.
Emprendedor vs. Startup: Conceptos Clave
Lo primero que tenemos que tener claro es que no todos los emprendedores crean startups y que no todas las empresas de nueva creación son startups. El concepto de startup va siempre ligado al de innovación, en cambio los emprendedores pueden crear empresas startup, innovadoras o negocios tradicionales. Por definición un emprendedor será aquel que verá un negocio en un determinado mercado y contará con un plan de negocios que avalará la rentabilidad del mismo.
En cambio los creadores de una startup no siempre buscarán un beneficio económico a corto plazo. Sus dos principales misiones serán, por un lado, la de encontrar un modelo de negocio innovador y por el otro la de lograr una innovación tecnológica. En este sentido, mientras que los emprendedores tienen como principal objetivo rentabilizar su inversión inicial a corto plazo, los impulsores de una startup lo que quieren es ofrecer una idea lo suficientemente original y con un crecimiento exponencial a largo plazo tan importante que les permita captar una inversión inicial de envergadura.
Estas son las principales diferencias que ponen distancia entre los conceptos de emprendedor y startup. Dos oportunidades que hoy en día se les presentan a muchos trabajadores para intentar conseguir lo que la empresa no les da, a causa de la actual situación económica.
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El Emprendedor: Características y Objetivos
En el actual boom del emprendimiento, aún hay factores que no quedan claros a la hora de hablar del emprendimiento. Uno de los temas que aún está en discusión es la propia definición de “emprendedor”. En un grupo tan amplio de personas, que actualmente se engloban bajo dicha etiqueta, es difícil consensuar características comunes a todos ellos. Es habitual que al emprendedor se le asocie con innovación e ideas revolucionarias, pero no siempre es así.
Según el diccionario de la Real Academia Española el empresario es el “titular propietario o directivo de una industria, negocio o empresa” y el emprendedor el que “emprende, con resolución, acciones o empresas innovadoras”. Aquí comienzan las primeras diferencias. El empresario suele moverse en las capas altas de la gerencia; puede ser el propietario pero también pertenecer al consejo de administración o a la junta de accionistas de la compañía. El empresario está al mando y esa es la función que desempeña, ayudado por su perfil de gestor.
El resto de las tareas, las delega en sus empleados que deben cumplir con las metas de productividad de la compañía. En cuestiones de riesgo, el empresario lo calcula al milímetro, analizando hasta dónde puede llegar para no perjudicar al negocio. El empresario busca beneficios para cumplir con los objetivos de la compañía y satisfacer las necesidades de los accionistas, socios, empleados y clientes que conforman el entorno de la empresa.
El emprendedor también sabe adaptarse a las circunstancias y ser flexible, pero se centra más en la idea. Por eso, no es fácil que cambien de proyecto. Los participantes en BBVA Momentum, el programa de apoyo al emprendimiento social de BBVA, que acaba de lanzar su nueva edición en Estados Unidos y México son un buen ejemplo de esta característica. “Es necesario estar muy seguro de la idea que quieres defender como emprendedor. Tiene que enamorarte desde el minuto uno”, cuenta María Dolores Enrique, presidenta de Cadena de Valor, empresa española participante en la edición de 2017.
El emprendedor, sobre todo al principio, suele estar solo o contar con un equipo muy reducido, por lo que debe hacer de todo. La incertidumbre forma parte de su día a día. Según un estudio de Harvard Business School: “los emprendedores son menos neuróticos porque necesitan una confianza excepcional en sí mismos para asumir los riesgos de empezar un negocio”. Suelen poner en juego dinero, esfuerzo y tiempo para sacar adelante su negocio. Lo que les mueve es la pasión.
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La Innovación en el Emprendimiento
En los últimos 3-4 años desde todas las instituciones públicas y privadas se está poniendo el foco en el emprendimiento y no tanto en la innovación. En un reciente artículo de The Economist bajo el título “¿Qué es un emprendedor?” se entra a discutir si para valorar el nivel de emprendimiento de una sociedad se debe contar con todas las personas que deciden emprender un negocio por su cuenta o si el verdadero nivel lo dan aquellos emprendedores que han conseguido crear una gran empresa y/o revolucionar una industria.
La innovación está en la raíz de la creación de cualquier negocio que comienza el emprendedor. La capacidad para innovar va de la mano con su habilidad para emprender. El concepto de innovación que maneja un emprendedor es diferente del que se aprende a gestionar en una gran empresa. Pensar en clasificar los resultados de la innovación según el departamento de la organización (ese es el concepto de los cuatro tipos de innovación) tiene sentido en la estructura productiva de una gran empresa.
Es una manera de sobrellevar los efectos colaterales que tiene el crecimiento de grandes organizaciones en alejar de sus gerentes las ganas de innovar. Realmente existen tantos tipos de innovación como fuentes de inspiración seas capaz de observar.
Ejemplos de Innovación y Emprendimiento
Sigo con el sector culinario. Tengo unos amigos que están montando un restaurante, el Sushi Tapas Elche. A los datos me remito: en Elche (Alicante), según los datos del Ayuntamiento de la ciudad, en 2012, el 8% de las empresas eran del sector de hostelería. Pero aún hay más. Con datos también del Ayuntamiento, en ese mismo año, se crearon 89 nuevas empresas de hostelería, cuando el crecimiento total de empresas de la ciudad fue apenas de 35. También tiene la ventaja que puede ser innovador para un mercado.
Pero aún así, siguen existiendo emprendedores que abren bares sin aportar nada nuevo al mercado, que malviven con escasos ingresos de la red de conocidos, en un entorno de consumo privado por los suelos. Pocos proyectos emprendedores son realmente innovadores. Según el informe de vocación emprendedora del CEEI de Alcoy realizado entre estudiantes de instituto y centros de formación profesional, solo el 21% tiene conocimiento profundo del producto o del mercado en el que van a emprender. Con estos mimbres, al final los emprendedores crean negocios de «autoempleo» y fáciles de montar.
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Porque la innovación implica riesgo. Tecnológico y de mercado. Pero el riesgo de mercado no se puede evitar. Un emprendedor tiene que darse a conocer en un mercado saturado de oferta. Convencer a los clientes. Y conseguir que compren. Eso lleva tiempo y requiere dinero. En mi modesto caso, 15 meses de travesía por el desierto.
Tipos de Preguntas para Generar Ideas Innovadoras
¿De dónde salen las ideas innovadoras con las que los emprendedores pueden tener éxito en su negocio? Hay parte de encuentros aleatorios e inesperados. Vuelvo al entrenamiento. Esta pregunta sirve para indagar en un contexto bastante abierto. Los inventores, por ejemplo, son los que más hacen uso de la pregunta “¿Y si…?” para poner nuevos retos a su creatividad e imaginación. También usan los “y si” algunos emprendedores. Especialmente los emprendedores que encuentran ideas innovadoras por accidente. Es el caso de quien se tropieza con algún tema particularmente interesante mientras está ocupado en otro proyecto. A partir de ahí, su mente se pone en marcha. Es capaz de preguntarse cosas como: ¿Y si aplicara A para hacer B?
- ¿Cómo puedo hacer… mejor? Esta pregunta es la que usan los emprendedores que ya tienen en su radar problemas conocidos. Estos emprendedores trabajan en un saco de ideas diferentes al de los inventores con su “y si”. Al preguntarse “¿Cómo puedo hacer X mejor?” lo que consiguen es encontrar ideas para arreglar cosas que funcionan mal.
- ¿Cómo debería…? Esta pregunta ayuda a los emprendedores a trabajar en nuevos problemas. Es la que usan los que llamaríamos verdaderos innovadores. Con la pregunta “¿Cómo debería…?” acotan el flujo de ideas a aquellas que les permitirían hacer productos o servicios que la gente quiera comprar y usar. Por ejemplo: ¿Cómo debería la gente hacer A con B?
Esta forma de preguntar cambia tu búsqueda de manera muy llamativa. Lo curioso es que tanto Dropbox como Google docs son dos soluciones innovadoras para un mismo mercado: el escritorio del PC. Google docs toma un problema conocido y trabaja para mejorar el programa informático de escritorio que la gente usa. No todos los emprendedores deben o pueden redefinir un mercado. Hay mucho espacio en todas esas ideas que mejoran problemas archiconocidos y que cualquiera rápidamente entiende que tienen sentido. La única condición para una buena idea innovadora es que ofrezca algún avance positivo. Que el cliente al compararla con lo anterior pueda ver las ventajas que supone.
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