Hace años que me apasiona el tema de liderazgo, he leído cualquier cantidad de libros y artículos alrededor de este apasionante concepto. Entre mis conclusiones más importantes es que un verdadero líder fomenta la actitud de liderazgo en el mundo que lo rodea.
El liderazgo muchas veces se confunde con autoridad o fuerza, el enfoque auténtico tiene un camino diferente: conectar primero, y liderar después. Este artículo se inspira en la propuesta de Cuddy, Kohut y Neffinger en “Connect, Then Lead”, la cual enfatiza que la influencia efectiva comienza con la calidez y la empatía, no con la fuerza o la competencia.
Este enfoque plantea que, para influir y liderar de manera auténtica, un líder primero debe ser percibido como alguien cálido, comprensivo y digno de confianza antes de mostrar su fuerza y competencia. Como lo sugiere la investigación, los líderes que proyectan competencia sin haber construido una base de confianza tienden a generar miedo y respuestas disfuncionales en sus equipos.
Por eso, este artículo busca analizar ocho rasgos fundamentales del liderazgo auténtico que te ayudarán a no solo ser un líder fuerte, sino uno que las personas elijan seguir voluntariamente. En un enfoque sistémico del liderazgo, es fundamental entender cómo estos rasgos se conectan entre sí para crear un entorno donde la autenticidad, la confianza y la colaboración puedan prosperar.
1. Autoconciencia
Un líder auténtico es alguien que sabe quién es. Está completamente consciente de sus fortalezas, debilidades, prejuicios y emociones, y usa ese conocimiento para crecer y ser mejor. Otto Scharmer, en su libro Theory U, habla de la importancia del concepto “Presencing” que es la fusión de dos conceptos estar presente y sentir (en otras palabras, cultivar la presencia profunda) como una forma de conectar con nuestro yo interior y ser conscientes de nuestras emociones y acciones (Scharmer, 2016, p. 135).
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Imagina liderar un equipo sin saber cómo respondes bajo presión. ¿No crearía esa incertidumbre confusión y estrés? Los líderes autónomos entienden sus disparadores y patrones emocionales, y trabajan activamente en ellos. Esta inteligencia emocional ayuda a crear un entorno seguro y predecible para sus equipos.
Álvarez de Mon (2002) menciona cómo Viktor Frankl, durante su tiempo en los campos de concentración nazis, fue capaz de encontrar sentido incluso en el sufrimiento extremo, lo cual lo ayudó a mantenerse firme y ayudó a otros a encontrar esperanza. Otto Scharmer habla de la importancia de la “Presencing” (presencia profunda).
2. Honestidad
Una de las características más críticas de un líder auténtico es la honestidad. Los líderes honestos no engañan, no esconden y ciertamente no manipulan la verdad para servir sus propios intereses. Su honestidad es lo que establece la base de la confianza en sus relaciones. Ya sea que estén hablando con su equipo, stakeholders, o incluso con competidores, la honestidad construye puentes.
Como menciona John Maxwell en Intentional Living, “La gente compra al líder antes de comprar la visión” (Maxwell, 2015, p. 67). Imagina trabajar para alguien que siempre oculta información o, peor, distorsiona los hechos para parecer mejor. No pasaría mucho tiempo antes de que la confianza se rompa, y una vez perdida, es increíblemente difícil de reconstruir.
Los líderes honestos reconocen que la transparencia no se trata de tener siempre respuestas perfectas, sino de ser veraces con la información que se tiene. Álvarez de Mon (2002) relata cómo la honestidad de líderes como Nelson Mandela, incluso después de salir de prisión, fue fundamental para promover la reconciliación en Sudáfrica.
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3. Autenticidad
Es simple-las personas se sienten naturalmente atraídas por los líderes que son genuinos. Los líderes auténticos no llevan máscaras ni intentan ser alguien que no son. Robert Greenleaf en Servant Leadership describe que los líderes auténticos lideran sirviendo primero, siendo ellos mismos sin pretensiones y actuando con empatía (Greenleaf, 1977, p. 21).
Cuando los líderes se presentan de manera auténtica, permiten que los demás hagan lo mismo. Los miembros del equipo se sienten seguros de traer todo su ser al trabajo-lo bueno, lo malo y lo feo. Saben que su líder no está usando una fachada, y se sienten más cómodos siendo honestos sobre sus desafíos y oportunidades de crecimiento.
En Desde la adversidad, Álvarez de Mon (2002) destaca cómo Nelson Mandela, al mostrarse vulnerable y hablar abiertamente de sus años de prisión, fue capaz de transformar un ambiente de desconfianza en uno de apertura y reconciliación. ¿Cuándo fue la última vez que mostraste tu vulnerabilidad en el trabajo?
4. Consistencia
La consistencia puede parecer mundana, pero es uno de los rasgos de liderazgo más subestimados. Los líderes consistentes cumplen con sus compromisos-no importa cuán grandes o pequeños sean. Esta consistencia es lo que construye la confianza con el tiempo. Si dices que harás algo, hazlo.
Este rasgo también juega un papel vital en cómo tu equipo te percibe. Cuando los líderes son impredecibles o inconsistentes, los equipos gastan demasiada energía tratando de adivinar qué vendrá después, lo que puede crear ansiedad innecesaria. Álvarez de Mon (2002) cuenta la historia de Winston Churchill, quien durante la Segunda Guerra Mundial, a pesar de las enormes dificultades, se mantuvo consistente en su mensaje de resistencia y determinación.
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5. Impulso por el Propósito
Los líderes auténticos inspiran a otros al tener una visión convincente. Estar impulsado por un propósito significa que trabajas por algo más grande que sólo las ganancias o los indicadores de desempeño. El propósito da significado a las largas horas, a las decisiones difíciles y a los sacrificios.
Como señala Otto Scharmer en Theory U, “El liderazgo no es sobre llegar a un objetivo preestablecido, sino sobre permitir que el mejor futuro posible emerja” (Scharmer, 2016, p. 198). Piensa en los líderes más impactantes a lo largo de la historia. ¿Qué tenían todos en común? Tenían una visión clara-algo más grande que ellos mismos-que inspiró a las personas a unirse a su misión.
Los líderes impulsados por el propósito articulan esa visión y hacen que su equipo sienta que están trabajando hacia algo significativo. En Desde la adversidad, Álvarez de Mon (2002) menciona cómo Martin Luther King Jr., con su visión de igualdad y justicia, logró inspirar a miles de personas a unirse a la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. Otto Scharmer habla del “futuro emergente”.
6. Inteligencia Emocional
Uno de los rasgos más profundos de un líder auténtico es la inteligencia emocional. Es más que estar consciente de tus propias emociones-también se trata de estar en sintonía con los sentimientos y necesidades de los demás. Álvarez de Mon, menciona que “La empatía es la capacidad de conectar con la otra persona y hacerle sentir que sus emociones son comprendidas” (Álvarez de Mon, 2002, p. 112).
La empatía es lo que te permite crear conexiones reales y significativas con las personas a las que lideras. Es la diferencia entre ser un jefe y ser un líder. Cuando las personas saben que entiendes sus luchas, se vuelven más comprometidas e invertidas. Álvarez de Mon (2002) destaca cómo Madre Teresa de Calcuta lideró con una profunda empatía por los más necesitados.
7. Humildad
Los líderes auténticos irradian confianza, pero lo hacen sin llegar a la arrogancia. Están cómodos consigo mismos y pueden admitir cuando están equivocados, reconocer las contribuciones de los demás y pedir ayuda cuando es necesario. Como lo expresa Greenleaf, “El líder servidor se preocupa más por el bienestar de los demás que por su propia posición” (Greenleaf, 1977, p. 25).
La humildad también significa estar dispuesto a compartir el protagonismo. Un líder humilde no acapara el crédito; reconoce el esfuerzo colectivo que conlleva lograr el éxito. Álvarez de Mon (2002) narra cómo Ernest Shackleton, durante su expedición a la Antártida, siempre puso a su tripulación primero. ¿Cuándo fue la última vez que permitiste que alguien más brillara?
8. Ética e Integridad
El último rasgo-y ciertamente no el menos importante-es liderar con integridad. Los líderes auténticos tienen una fuerte brújula moral. Maxwell en Intentional Living menciona que “El carácter no se desarrolla en la comodidad, sino en los momentos difíciles cuando decidimos hacer lo correcto” (Maxwell, 2015, p. 82).
En Desde la adversidad, Álvarez de Mon (2002) comparte la historia de Dietrich Bonhoeffer, quien se opuso al nazismo y fue ejecutado por su resistencia. En el mundo actual, donde las líneas entre lo correcto y lo incorrecto a menudo parecen difusas, liderar con ética distingue a los líderes auténticos.
Se trata de ser justo, tratar a las personas con respeto y defender lo que crees, incluso cuando no es popular. El liderazgo ético proporciona un sentido de seguridad. Las personas saben dónde te posicionas y entienden que tus valores son innegociables.
Imagina un líder que se despierta cada mañana con una visión clara de lo que quiere lograr y una genuina motivación para ayudar a su equipo a llegar allí. Comunica con honestidad, compartiendo no sólo los éxitos sino también los desafíos. Es consistente en sus acciones, para que su equipo sepa que puede contar con él. Es emocionalmente inteligente, percibiendo cuándo alguien en su equipo necesita apoyo extra. Es humilde, reconociendo los esfuerzos de su equipo y contribuyendo a que otros tomen la iniciativa cuando es apropiado.
Ser un líder auténtico no es fácil, pero el impacto es profundo. Se trata de crear una cultura de confianza, respeto y propósito compartido. Lo que hace al liderazgo auténtico tan poderoso es su efecto de onda. Cuando los líderes ejercitan su función de manera auténtica, crean una cultura donde los demás se sienten seguros para hacer lo mismo. La autenticidad se vuelve contagiosa.
Las personas que trabajan para líderes auténticos se sienten inspiradas para asumir la responsabilidad de sus roles, tomar decisiones con integridad y liderar a otros con empatía. El impacto no se detiene a nivel del equipo. Se extiende a clientes, socios e incluso a la comunidad. El liderazgo auténtico construye confianza, y la confianza es la piedra angular de cualquier relación exitosa.
Los clientes quieren hacer negocios con organizaciones que encarnen estos rasgos. Los socios quieren colaborar con personas que lideran con propósito e integridad. Por supuesto, ser un líder auténtico no significa que no enfrentarás desafíos. Habrá momentos en los que la honestidad signifique dar noticias difíciles, cuando la consistencia signifique mantener una decisión impopular, o cuando la humildad signifique hacerse a un lado aunque duela el ego.
En momentos de desafío, recuerda que la autenticidad no es solo una estrategia de liderazgo-es una forma de vivir. Se trata de comprometerte a ser la mejor versión de ti mismo, día tras día. Si estás leyendo esto y piensas, “Me encantaría ser un líder auténtico, pero ¿por dónde empiezo?”-no te preocupes.
Comienza siendo honesto contigo mismo. Reflexiona sobre tus fortalezas y debilidades. Está dispuesto a buscar retroalimentación de quienes te rodean, incluso si es incómoda. Practica la consistencia-si dices que harás algo, asegúrate de hacerlo. Lidera con empatía tomando el tiempo para entender por lo que están pasando los miembros de tu equipo. Actúa con un propósito claro. Pregúntate, ¿por qué haces lo que haces? ¿Qué impacto quieres lograr? Y finalmente, mantén siempre fiel a tus valores.
El liderazgo auténtico no es una palabra de moda. Es una forma poderosa de liderar, de conectar y de crear un cambio duradero. Se trata de presentarse todos los días como uno mismo-sin máscaras, sin fachadas-e invitar a otros a hacer lo mismo. Se trata de ser honesto, consistente, impulsado por el propósito e inteligente emocionalmente.
Los ocho rasgos que discutimos hoy-honestidad, autoconciencia, autenticidad, consistencia, impulso por el propósito, inteligencia emocional, humildad y ética-no son solo cualidades de liderazgo. Son la base de grandes relaciones humanas, tanto dentro como fuera del lugar de trabajo.
Así que, esforcémonos por liderar con autenticidad. No solo por nuestros equipos o nuestras organizaciones, sino por el futuro que queremos crear juntos. Y recuerda, la autenticidad puede ser rara, pero eso es precisamente lo que la hace poderosa.
Referencias
- Álvarez de Mon, Santiago. (2002). Desde la adversidad: Liderazgo, cuestión de carácter.
- Cuddy, A. J. C., Kohut, M., & Neffinger, J. (2013). Connect, Then Lead.
- Greenleaf, Robert. K. (1977). Servant Leadership: A Journey into the Nature of Legitimate Power and Greatness.
- Maxwell, John. C. (2015). Intentional Living: Choosing a Life That Matters.
- Scharmer, C. Otto. (2016). Theory U: Leading from the Future as It Emerges.
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